Montería es una ciudad ciclista. Según las últimas cifras, los monterianos hacen el 9% de sus viajes en bicicleta, la tasa más alta en Colombia (y por encima de casi todas las ciudades de las Américas, según la Guía para impulsar el uso de la bicicleta del BID) y es común ver ciclistas en todas partes de la ciudad. Además, la ciudad está avanzando en materia de ciclo-infraestructura con una red construida de 80 kilómetros, y su planeación ha sido premiada como “mejor plan de red de infraestructura ciclo-inclusiva” en el primer concurso de buenas prácticas en ciclo-infraestructura. Montería se destaca por disponer de Bisinú, un sistema de bicicletas públicas de uso gratuito, y se prevé la expansión y mejora de ello. Sin embargo, el uso de la bicicleta está en declive, principalmente por el rápido aumento de las motocicletas y el mototaxismo, hoy en día los principales modos de transporte en la ciudad.
En este contexto, para Despacio ha sido muy valiosa la oportunidad de trabajar en la promoción del ciclismo urbano en Montería, específicamente mediante la elaboración del manual ciclista de la ciudad “Montería Pedalea”, disponible acá.
Como parte de la elaboración del manual, realizamos una caracterización del perfil del ciclista urbano actual, para conocer con mayor detalle sus necesidades y preocupaciones. Esto se hizo mediante un sondeo con 649 respuestas, complementado con observaciones en campo, un taller con actores clave e investigación documental. Consideramos que este tipo de análisis es relevante para ciudades como Montería, que ya tienen una tradición ciclista y que desde diferentes administraciones han buscado generar un mejor ambiente institucional para el uso de la bicicleta, pero requieren de más datos e información para mejorar sus políticas. Los datos que presentamos a continuación pueden ser útiles para complementar el diseño de planes, programas, proyectos y políticas asociadas a la promoción del uso de la bicicleta. También son de interés general para la población e interesados de otras ciudades y regiones.
Historia del ciclista urbano de Montería
La ciudad tiene una tradición ciclista muy marcada y de largo tiempo. Según datos existentes, en 1900 fueron introducidas las primeras bicicletas marca “Columbia” por Eliseo J. Pineda y por el francés J.P. Loiseau (Exbrayat Boncompain, 1996). Hacia los años 40 incluso apareció el primer taller de reparación, y hacia los años 50 el joven Julio Romero instaló un lugar para alquilar bicicletas por horas, para que personas con menos ingresos pudieran acceder a ellas. También eran muy conocidas las bicicletas para alquiler denominadas “Flota Anaya”. En esos primeros años en los que funcionó el alquiler, nunca se perdió una sola bicicleta. Ya hacia los años 60, el hurto empezó a pulular y se cerraron este tipo de negocios (Puche Puche, 1998). Desde mediados del siglo pasado, la bicicleta se había consolidado como un medio de transporte para ir a trabajar, estudiar o divertirse. Ya desde esta época era una compañera inseparable para los monterianos.
«Tengo un tío que se movilizaba todo el tiempo en “Amansaviejo” y su imagen en esa bicicleta negra para mi representa el ciclismo urbano de antaño»
Asistente a un taller
Resultados del sondeo
A partir de los insumos de la investigación llevada a cabo por Despacio, principalmente con base en el sondeo virtual realizado, se puede caracterizar el actual uso de la bicicleta en Montería. Todas las figuras presentadas a continuación son resultado del sondeo de Caracterización del ciclista urbano de Montería, que obtuvo 649 respuestas entre el 13 y 22 de octubre de 2019.
De entrada es importante establecer que la mayoría de ciclistas se transportan con fines de estudio y/o trabajo. A diferencia de otras ciudades intermedias, donde el ciclismo urbano es mucho menos común que el ciclismo deportivo o recreativo, en la “ciudad verde de Colombia”, el uso de la bicicleta para viajes utilitarios es mucho más frecuente, incluso teniendo en cuenta las condiciones climáticas que la caracterizan (las temperaturas máximas alcanzan los 34 grados). Este uso cotidiano es evidente en el tipo de bicicletas que se usan (cómodas y prácticas), la ropa común y la baja velocidad de rodamiento. Sin embargo, también hay un creciente uso deportivo y suelen salir grupos grandes por las madrugadas.
Este tipo de usuarios corresponde principalmente a estudiantes, trabajadores independientes e informales, de ingresos medios o bajos (ingresos mensuales menores a $1’400.000). Estos datos son consistentes con la información cualitativa de observaciones y comentarios, donde además se señaló que aún existe un alto porcentaje de personas de tercera edad usando la bicicleta para sus viajes cotidianos. Sin embargo, por la naturaleza virtual del sondeo, no fue posible llegar a muchos de estos usuarios.
Aunque el tiempo promedio de los viajes en bicicleta es corto (el 35,8% es de solo 10 a 20 minutos, y llegan al 56,1% si se incluyen los viajes de menos de 10 minutos), existe una gran brecha en cuestiones de género, pues la mayoría de las mujeres que realizan viajes en bicicleta se demoran más que 30 minutos en sus viajes, y con ello, hasta 3 veces más que los hombres, lo que puede estar relacionado con su bajo acceso a recursos, vivir lejos de sus destinos típicos y a las tareas de cuidado que deben realizar.
La mayoría de personas que respondieron el sondeo (63% de los hombres y 55% de las mujeres) tienen solo 1 o 2 bicicletas. No obstante, dado que la ciudad ofrece un sistema de bicicletas públicas gratuito, la accesibilidad a la bicicleta no representa un grave problema para fomentar su uso.
Es posible que la sensación de no tener una buena habilidad para usar la bicicleta, aunada a una mayor percepción de inseguridad, haga que la frecuencia de los viajes que realicen las mujeres en bicicleta sea mucho menor que la de los hombres. Esto se refleja en el porcentaje menor de mujeres (el 63,1%) que considera que su habilidad para usar la bicicleta es buena, frente a un 89,5% de los hombres. Además, casi el 50% de las mujeres encuestadas nunca utilizan la bicicleta, frente a un 33,8% de hombres que la usan a diario. La mayor frecuencia de uso que reportan las mujeres es de 2-3 veces al mes. Esto puede asociarse a un mayor uso de la bicicleta con fines deportivos. El uso recreativo también fue preponderante en hombres y se reportó como el uso más frecuente, seguido del uso como medio de transporte o como transporte ocasional para compras y diligencias personales.
Finalmente, fue posible conocer la percepción de las ventajas y desventajas de andar en bicicleta. Según los resultados, la seguridad vial y personal y el clima son de gran preocupación al momento de usar la bicicleta en la ciudad. En estas respuestas no hubo gran diferencia entre géneros, a excepción de las respuestas sobre la posibilidad de ser víctima de hurto: 15,3% de los hombres lo consideraron como problemático, frente a un 22,7% de las mujeres. Lo anterior podría indicar que uno de los factores que más motivaría el uso de la bicicleta es la garantía de seguridad para los usuarios, tanto hombres como mujeres.
Acciones para promover el uso de la bicicleta
Nuestro mayor interés es lograr la promoción del uso de la bicicleta y la mejora de las condiciones para el ciclismo, a través de acciones sostenibles en el tiempo. Por ello queremos sugerir algunas acciones que podrían mejorar la experiencia de andar en bicicleta en Montería.
Según las respuestas del sondeo, las campañas de sensibilización de respeto a peatones y ciclistas podrían tener un impacto positivo en la experiencia de los ciclistas urbanos. En este ámbito, ya se ha dado un paso importante con la construcción colectiva y publicación del Manual de Ciclismo Urbano “Montería Pedalea”. Sin embargo, dado que es un producto reciente y todavía sin difusión masiva, es importante reiterar la importancia de aprovechar este material y darle la promoción adecuada para que surta efecto.
Otra acción de alto potencial sería continuar la expansión de la red de ciclo-infraestructura de la ciudad. No es una respuesta extraña, ya que la presencia de infraestructura aumenta la percepción de seguridad y reduce las interacciones conflictivas entre actores viales. En esta materia la anterior administración ha hecho grandes pasos y ha recibido reconocimiento, pero todavía hay un gran déficit de infraestructura segura, cómoda y conectada para motivar el uso de la bicicleta y garantizar la seguridad de los ciclistas actuales. Es importante recordar que infraestructura segura puede ser tanto ciclorrutas con carriles exclusivos para ciclistas, como medidas de pacificación del tránsito.
Finalmente, según el sondeo la presencia de más policía en ciclorrutas también sería una acción importante para garantizar su buen uso y la seguridad personal. La percepción de seguridad es un factor clave para el uso de la bicicleta, ya que todos queremos un viaje tranquilo y sin riesgo cuando vamos en bicicleta. Por ello, es importante complementar la presencia policial con la implantación de cámaras en puntos clave de la ciclo-infraestructura existente, o en sitios donde se hayan presentado más conflictos viales o denuncias de hurtos. Otras acciones como la promoción de marcación/registro de bicicletas y una mejor iluminación también pueden contribuir a mejorar la seguridad personal.
Conclusiones
A diferencia de otras ciudades, Montería tiene una tradición ciclista de larga data que posibilita la comprensión de la bicicleta no solo como elemento recreativo o deportivo, sino también como un medio de transporte para personas con distintas características socioeconómicas. Sin embargo, el uso actual de la bicicleta, según datos del sondeo, parece sugerir un uso mayor por parte de personas de ingresos bajos y medios.
El uso más frecuente de la bicicleta en Montería se da con fines deportivos y recreativos, seguido de su uso como medio de transporte. Es importante seguir fomentando su uso como medio de transporte dando continuidad a la implementación de políticas públicas integrales y la difusión de los beneficios que conlleva su uso (como ahorro de tiempo y dinero, reducción de emisiones, uso eficiente del espacio público).
Las mujeres usuarias de bicicleta manifestaron tener mayor preocupación que los hombres sobre el tema de la seguridad personal asociado al uso de la bicicleta. El enfoque de género en la implementación de políticas garantiza la inclusión de todos los puntos de vista y todas las necesidades.
El aumento de la tasa de motorización, particularmente de motocicletas, amenaza la prevalencia de la bicicleta como medio de transporte competitivo. En este sentido la presencia de más cicloinfraestructura y mayores garantías para la seguridad personal de los ciclistas son requisito clave para promover su uso.
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