En el año 2014, tuve la oportunidad de hacer parte de un proyecto con jóvenes desmovilizados del conflicto armado colombiano y la Universidad de Los Andes. El proyecto proponía cómo forma de reconciliación, perdón y aceptación, realizar actividades un sábado al mes con algunos estudiantes de Los Andes y algunos de estos jóvenes desmovilizados del conflicto armado, conocer la ciudad juntos. Fue una iniciativa que realmente logró unir dos realidades muy distintas del país y nos permitió conocernos y socializar entre todos.
Hoy en día es difícil dimensionar que una de esas personas que alguna vez sostuvo un arma, vaya a estar sentado al lado mío en un Transmilenio o se convierta en un compañero de trabajo. Pero también sé que la principal razón por la que esto sucede, es porque no han tenido la oportunidad de conocer a una de estas personas que tuvo que pelear por ideales ajenos. Entiendo que muchas de las personas que hoy llamamos guerrilleros realmente le hicieron daño al país durante mucho tiempo por la manera cómo creían que debían imponer su manera de pensar. Pero también sé que la mayoría no lo hizo porque quiso, sino porque le tocó. Especialmente los niños y jóvenes que sea por la razón que sea terminaron en un grupo armado.
Yo tuve la oportunidad de conocer a estos jóvenes. De sentarme a hablar de fútbol, del colegio, de la guerra y en general, de su forma de ver el mundo. Por ende, también sé que para ellos tampoco es fácil volver a una ciudad después de tanto tiempo escondidos con armas en las manos peleando una guerra que ni siquiera entendían muy bien el porqué. Sé que les da pánico aceptarle a un desconocido su pasado y que tienen miedo de la inmensidad de la ciudad, después de haber vivido tanto tiempo en pequeños pueblos y grandes montañas. Sus principales miedos se basan en la manera en que deben transportarse, ya que el sistema de transporte bogotano les resultado muy amplio y complicado.
Hoy propongo que no sólo salgamos a realizar actividades, sino que lo hagamos montados en una bicicleta en Bogotá. El programa de Los Andes permitió que los jóvenes conocieran algunos lugares importantes de Bogotá, pero no les ayudó realmente a saber transportarse en la ciudad. ¿Qué mejor forma de conocer la ciudad que en bici ? Muchos de estos jóvenes planean graduarse del colegio e ir a la universidad. Enseñarles sobre las rutas disponibles para bicicletas de sus respectivos hogares a las diferentes universidades, resultaría muy útil para su diario vivir. El hecho de que sea un transporte gratuito, sostenible y en el que puedan mejorar su salud, sería de gran utilidad para mejorar su calidad de vida. Así, propongo, aprender entre todos cómo movilizarnos por la ciudad en un medio más sostenible y que los bogotanos les mostremos a estos jóvenes que la inmensidad de la ciudad también tiene sus ventajas.
Fuente de foto: Creative Commons Bikes for Peace de Romel Jacinto
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