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Cómo recuperar el espacio público y mejorar la seguridad vial y personal de mujeres peatonas y ciclistas por medio de proyecto de urbanismo táctico con enfoque de género en Barranquilla, Bucaramanga y Pasto

Documento elaborado por: Valeria Bernal Castillo, Michel Zuluaga y Marina Moscoso

Proceso en Barranquilla. Foto: Ana López Ortego

El cambio climático es uno de los principales retos de la actualidad y la forma como nos movemos, centrada en los vehículos, provoca externalidades negativas a la salud pública, a través de emisiones contaminantes, siniestros viales, congestión y ruido. Además, la falta de un enfoque de género en la planeación urbana ha resultado en ciudades que histórica y culturalmente han sido construidas bajo una perspectiva masculina, sin comprender las diferentes experiencias y necesidades de las mujeres en su diversidad. Promover la movilidad activa de forma equitativa en Colombia, con las condiciones urbanas y de infraestructura que se ajuste por completo al enfoque de género, todavía es un reto.

En este contexto, Despacio con el apoyo de la Iniciativa Alemana de Tecnología Climática (DKTI) de la Cooperación Alemana para el Desarrollo (GIZ por sus siglas en alemán) realizó en el 2020-2021 un diagnóstico sobre la movilidad activa de mujeres, niñas y mujeres mayores (cuyos resultados se pueden ver acá), y se identificó que la falta de infraestructura segura es uno de los principales obstáculos para que más mujeres se muevan de forma activa. Con base en este resultado, la GIZ invitó a Despacio a que realizara intervenciones de urbanismo táctico para, a través de materiales blandos y participación ciudadana, probar cómo sería la mejora de espacios urbanos desde el enfoque de género.

Proceso en Pasto. Foto: Ana López Ortego

Es importante destacar que la realización de este proyecto fue mayoritariamente planeado, diseñado e implementado por mujeres, donde la presencia de equipos locales fue determinante para el éxito de las intervenciones. En Barranquilla contamos con el equipo de La Cuadra Bacana, en Bucaramanga con Bicidiversa, y en Pasto con Bicivilizate. Quienes son colectividades locales, que han tenido experiencias de implementación y participación similares al urbanismo táctico y que promueven la movilidad activa desde la sociedad civil, implicando sobre todo el trabajo comunitario a escala barrial. Este proceso de trabajo fue crucial porque el proceso participativo fue de las acciones que más sobresalieron del proyecto, como experiencia de éxito.

Además, contamos con la participación de Ana López Ortego como experta en diseño urbano, quien es arquitecta y activista de Arquitectura Expandida, organización que promueve la construcción colectiva -física y social- del territorio a través de procesos de autoconstrucción, gestión cultural, diseño comunitario participativo, talleres, investigación/acción/autogestión urbana y mediación social.

El proyecto estuvo organizado en tres etapas:

  • La primera etapa consistió preparar y presentar el plan de trabajo para el desarrollo del proyecto por medio de un taller virtual de inicio con el equipo de la GIZ-DKTI, las ciudades y el Ministerio de Transporte, en donde se discutieron los alcances del proyecto, los conceptos principales de trabajo y se definieron los criterios de selección de los puntos a intervenir.
  • En la segunda etapa, realizamos un diagnóstico sobre puntos potenciales de intervención, incluyendo las siguientes actividades: investigación y documentación de las intervenciones de urbanismo táctico realizadas en el pasado en las ciudades, priorización y selección de puntos potenciales con base en un mapeo participativo y evaluación multicriterio, análisis sobre espacio público disponible para realizar intervenciones, y finalmente cuatro propuestas de intervenciones con gran potencial en cada una de las ciudades.
  • En la tercera etapa propusimos el diseño definitivo, la estrategia de comunicación, la convocatoria e implementación del urbanismo táctico. Para esta etapa estuvimos en constante comunicación con las entidades de la administración municipal competente para la intervención de urbanismo táctico en cada una de las ciudades del contrato, así como también con la ciudadanía y las personas habitantes del punto de intervención.
Proceso en Bucaramanga. Foto: Ana López Ortego

¿Cuáles fueron los conceptos principales del proyecto?

El urbanismo feminista, que propone “poner la vida en el centro, y para ello, reconocer la diversidad de personas y realidades que forman parte de los lugares, incorporando las diferentes necesidades y capacidades para poder responder a situaciones y personas reales, y no a estadísticas frías y universalizadoras” (Col·lectiu Punt 6, 2019, p. 14).

La movilidad con enfoque de género, que considera el contexto en el que se toman decisiones de movilidad, ya que estas se dan a partir de negociaciones realizadas según estructuras de poder que definen el entorno construido, instituciones, acceso a recursos y normas culturales. Estas decisiones no son elecciones individuales, sino que están insertas en relaciones de poder y estructuras espaciales (Levy, 2013).

El urbanismo táctico como un proceso experimental, con fuerte componente participativo y de fortalecimiento organizacional, que finalmente es una intervención física en el espacio público que busca sensibilizar y subrayar problemáticas, en lugar de solucionarlas.

¿Cómo fue el desarrollo del proyecto?

La definición de los puntos priorizados fue el resultado de un mapeo participativo con las municipalidades, las colectivas y personas del sector (especialmente usuarias), además de visitas de campo, evaluaciones sociales y espaciales, donde se determinaba el carácter de cada espacio público, y una matriz multicriterio que evaluó aspectos de movilidad, género, temas urbanos y tácticos de cada punto evaluado. Los 3 puntos finalmente seleccionados confirmaron la necesidad de pilotar estos procesos de urbanismo táctico en equipamientos de cuidado como colegios y universidades alrededor de barrios residenciales. Por su parte y con la intención de ejecutar un diseño que se adaptara a las necesidades de cada contexto, realizamos visitas en varias ocasiones para repasar las medidas, hacer encuestas de percepción, y la adecuación de colores o materiales de acuerdo al contexto y las necesidades del lugar.

Una de las fases que enfatiza la metodología del urbanismo táctico es la gestión social, que implica el co-odiseño con la comunidad aledaña, principalmente, pues son las personas que habitarán con ese cambio en su espacio público inmediato, la gestión de permisos, la convocatoria y participación de personas voluntarias, alianzas con los colegios para la provisión de servicios de almacenaje, agua, el uso de baños, etc., así como la aplicación de encuestas de percepción antes y después de la intervención.

Evaluación colectiva de los puntos visitados para el diagnóstico de las ciudades. Fuente: Marina Moscoso, 2021.

¿Cuáles fueron los puntos de intervención y qué diseño se escogió?

Barranquilla

En el caso de Barranquilla se escogió el Callejón de la Calle 50 entre Carrera 44-45 al ser un punto crítico de seguridad personal para mujeres peatonas y ciclistas, con problemáticas espaciales, como andenes angostos y en mal estado, falta de iluminación, muros ciegos, basuras e inseguridad. La propuesta de intervención involucró la extensión del andén para mejorar las condiciones de caminabilidad, la disminución del ancho de los carriles vehiculares, lo que reduce la velocidad, y la pintura de murales por artistas de Barranquilla que reconocen mujeres importantes de la ciudad, como Meira Delmar, “Esthercita” Forero, Clara Cortissoz y Marvel Moreno. La intervención en Barranquilla se realizó los días 3, 4 y 5 de febrero de 2022.

Bucaramanga

En el caso de Bucaramanga se escogió el espacio a la entrada del Colegio Santander (Calle 9 con Carrera 25) al ser un punto con potencial conflicto entre estudiantes y vehículos, problemáticas espaciales con potencial conflictivo como falta de iluminación, basuras e inseguridad. El diseño tiene como objetivo pacificar el tránsito en el local, protegiendo a las personas vulnerables de la vía: peatones y ciclistas, principalmente a niños, niñas y personas cuidadoras que circulan por la zona, así como generar espacios de juego y mejorar la percepción de seguridad. La instalación de la intervención se realizó durante los días 17, 18, 19 y 20 de febrero de 2022. 

Pasto

En el caso de Pasto se escogió la Carrera 19 con Calle 16 (entrada colegio Goretti-CESMAG), al ser un punto con problemáticas relacionadas a la seguridad personal en el entorno al colegio femenino Goretti, especialmente enfocado en acoso sexual callejero. También se presentan conflictos entre vehículos y peatones, entre ellos niñas, niños y adolescentes. El diseño tiene como objetivo pacificar el tránsito en el local, protegiendo a las personas vulnerables de la vía: peatones y ciclistas, principalmente a niños, niñas y personas cuidadoras que circulan por la zona. Además, se utilizarán gráficas en el piso que cubren también los andenes para promover el sentido de calles compartidas. La instalación de la intervención se realizó durante los días 16, 17, 18 y 19 de marzo de 2022.

¿Cuáles fueron las lecciones aprendidas para futuros proyectos?

Para la sostenibilidad o próximos pasos, fue crucial involucrar a las alcaldías en todo el proceso de urbanismo táctico, pues si bien fue una actividad que llevó la batuta Despacio junto a las colectivas, fue cediendo hacia las alcaldías en la medida que se congeniaba esa voluntad política de cada una de las ciudades. Por ejemplo, en Bucaramanga la instalación de luces que mejoran la estancia en la noche mejora la percepción de seguridad, además de elementos de segregación como materas mejoró la redistribución del espacio a fuera del colegio lo que era antes un conflicto entre motos, peatones y carros.

Otro de los puntos que determinó el éxito de las intervenciones fue la comparación de la encuesta de percepción. Esta se aplicó a 102 personas para las 3 ciudades, aproximadamente 30 encuestas por intervención (antes y después). Las principales barreras que encontraron las personas encuestadas antes de la intervención fueron las basuras, la inseguridad, el tráfico de carros, altas velocidades, la contaminación, la oscuridad, entre otras. La encuesta de evaluación de después muestra una mejora en la percepción de seguridad, pues el 56.1% de las personas de las 3 ciudades se siente más segura con la intervención, con respecto al 42.9% que dice mencionar sentirse igual de segura que antes.

Es importante previsualizar los datos con un enfoque de género, pues las personas que respondieron que no notaron un cambio en su seguridad después de la intervención, son mayormente hombres. Pasa exactamente lo contrario cuando la respuesta fue que sí encontraron un cambio y se sienten más seguras, siendo el 80% de las respuestas de una visión de género femenino y personas de género no binario.

Para el caso de Barranquilla, desde que se realizó la intervención el 73% de las personas encuestadas aumentaron sus viajes a la calle intervenida, seguido de Pasto, quienes fueron 54% más después de la intervención. Por su parte Bucaramanga tuvo un aumento solo del 41%.

Frente a la pregunta ¿le parece que esta intervención debería ser permanente?, el 98% respondió que sí. Lo que muestra el éxito de las intervenciones y la recomendación de que las Alcaldías intervengan de forma permanente en los tres puntos, además de la comunidad, como una muestra de lo que puede hacerse de manera colectiva con materiales de bajo costo, como la pintura.