El 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer para denunciar la violencia que se ejerce sobre las mujeres y niñas en todo el mundo y reclamar políticas para su erradicación. Se remonta a los años 1960, con el caso de las hermanas Mirabal en República Dominicana. En Colombia, solo desde el 2008, se aprueba la Ley 1257 – “Por la cual se dictan normas de sensibilización, prevención y sanción de formas de violencia y discriminación contra las mujeres”, como un avance tácito hacia un panorama más alentador para las mujeres.
Como área de Género y Ciudad en Despacio conmemoramos este día realizando acciones durante todo noviembre tanto hacia el interior de la organización como hacia afuera, visibilizando la importancia de esta situación que pone en desventaja a las mujeres en el goce y disfrute de sus ciudades.
Nuestras primeras acciones
El mes empezó con una acción simbólica en nuestras redes sociales: cambiamos el color azul característico del logo de Despacio por el morado, color del área y de la lucha histórica del feminismo. Esto con el objetivo de comunicar la importancia que el tema tiene para Despacio.
El mismo día, 01/11, publicamos un hilo en Twitter para explicar un poco más sobre la importancia de la conmemoración de este mes. La publicación del hilo fue la oportunidad perfecta para hablar sobre nuestra experiencia en la implementación del enfoque de género en distintos proyectos y publicaciones, y promover las actividades que realizamos en el mes.
El hilo incluyó links a distintas publicaciones de las que somos autoras o tenemos coautoría, como Las mujeres y el transporte en Bogotá: las cuentas; la guía de género y movilidad activa; la guía metodológica para la movilidad activa y género y el Policy Brief sobre Equidad de Género y Seguridad Vial. Igualmente, pusimos a disposición de los lectores la biblioteca digital de género y movilidad de Despacio.
Finalmente, el hilo dio a conocer algunos datos clave sobre las barreras que existen tanto en el sector transporte como en el sistema de movilidad para que se garantice la inclusión y seguridad de las mujeres.
Charlando con iniciativas poderosas
El siguiente jueves, 07/11, con el objetivo de visibilizar iniciativas que actualmente se llevan a cabo a nivel nacional para mapear y enfrentar el acoso sexual callejero y otras violencias, hicimos un Instagram Live con Tatiana Carvajal. La integrante de la organización Pluriversos, de la ciudad de Manizales, presentó su iniciativa “Cosita seria”, que busca “por una parte georeferenciar los diferentes espacios en los que las mujeres de Manizales han sido víctimas de alguna situación de acoso sexual callejero, mostrando con esto que los diferentes tipos de violencias basadas en género que experimentan las mujeres, o cuerpos feminizados, al momento de habitar la urbe configuran injusticias espaciales las cuales se expresan a través del temor urbano que opera como dispositivo de control para disciplinar colectivamente a las mujeres. Por otro lado, es una apuesta política por reclamar el derecho de las mujeres a la ciudad a partir de la construcción de un manual antiacoso digital que reúne diferentes acciones individuales y colectivas para hacerle frente al ASC”.
“Cosita seria” define el acoso sexual callejero como “un tipo de violencia basada en género que es naturalizada y repetitiva, fundamentalmente de carácter sexual, no obstante, puede transversalizar otro tipo de violencias como: la psicológica, la simbólica y la física. Este tipo de práctica violenta se presenta cuando una persona (o grupos de personas) generalmente hombres, desconocidos o no, realizan comentarios, silbidos, tocamientos, seguimientos, etc., sobre otras personas que generalmente son mujeres o cuerpos feminizados, sin su consentimiento. Este tipo de acoso se da tanto en espacios públicos (transporte, calles, plazas) o semipúblicos (universidad, mall, centros de servicios) con la intención de imponer un orden espacial, controlar y cosificar los cuerpos, dificultando el derecho a la ciudad y reproduciendo las estructuras patriarcales con expresiones y comportamientos que en muchos casos son un eslabón de una cadena de violencias más extremas” (Colaboratorio Pluriversos Cultura y Poder, 2020).El 7 de noviembre, las mujeres de Colombia despertamos resonando con el nombre Hilary Castro, joven de 17 años, victima de abuso sexual en el sistema de transporte masivo de Bogotá Transmilenio. Este caso, que tuvo un impacto mediático grande y sacudió a todas las mujeres, estremeciendo a lectores y consumidores de medios, pues muestra empatía por ser (uno) de los casos de violencia en los espacios públicos de los cuales enfrentamos DIARIAMENTE las mujeres y personas diversas en las ciudades colombianas. Es por ello que se necesita celebrar y resaltar acciones contra el acoso sexual callejero en las calles de Colombia, para continuar impulsando soluciones desde todos los sectores de la sociedad para ese problema sistemático.
Conociendo a Somos Hiedras
El jueves 17 de noviembre, durante la Hora del Conocimiento de Despacio (un espacio interno para compartir las experiencias y habilidades de las despacianas), tuvimos como invitada a Alejandra Pérez del Colectivo Somos Hiedras, de Medellín, para que todas en la organización se concienciaran sobre la importancia de emplear el lenguaje inclusivo y no sexista, no solo en los proyectos que desarrollamos sino en la cotidianidad de las ciudades y el diario vivir de las personas. Así se resaltó la importancia de su uso en las formas del lenguaje contemporáneo, estimulándolo dentro y fuera de la organización.
Se expuso la diferencia entre el lenguaje inclusivo y el lenguaje no sexista: dos campos del lenguaje que, aunque se apoyan mutuamente, son conceptos que expresan distintas nociones. Respecto al primer concepto, y sobre el que más se discutió, se abordó la comunicación como un acuerdo social que le permite a las personas nombrar su propia realidad, lo cual supone reconocer un vínculo evidente entre la lengua y la realidad, convirtiendo este panorama en un escenario que está en constante disputa. En cuanto al segundo concepto, se habló sobre el derecho fundamental de las mujeres a ser y sentirse nombradas en un mundo que ha sido históricamente nombrado en masculino y que contribuye cada vez más a la estereotipación de los géneros binarios. En consecuencia se habla necesariamente del papel histórico que se le ha dado a la mujer y su rol en la sociedad donde sus labores son delegadas a la esfera privada y la vida doméstica y al hombre se le brinda una vida pública de carácter productivo.
Teniendo en cuenta esto, la conversación invitó a la reflexión sobre la latente necesidad de convertir los acuerdos sociales que encuentran su escenario en la cotidianidad y las ciudades, en acuerdos versátiles que permitan su modificación para así incluir nuevas identidades que reflejan, a su vez, las discusiones políticas que se están dando actualmente en la sociedad.
Finalmente, entre el equipo de Despacio y Alejandra se expusieron algunas barreras que enfrenta el lenguaje inclusivo para su uso y reproducción dentro de los proyectos de ciudad pues aún su alcance hace que “el texto pierda fluidez” y para algunas personas puede tornarse como algo “problemático” tanto en la lectura como su propia escritura. Respecto a esto, se concluye la importancia de encontrar acuerdos al interior de la organización y desde la misma sociedad para lograr que todas las personas se sientan identificadas y nombradas a través de los proyectos de ciudad que se plantean, procurando siempre incluir no solo a las personas cis con todas sus capacidades motrices sino también a toda la población con características diversas en cuanto a su movilidad y géneros. En Despacio, por ejemplo, tenemos el acuerdo de siempre usar el femenino cuando hablamos en plural.
Un Espacio D/Espacio
El 24 de noviembre, a un día del #25N, y uniendo con la necesidad de buscar soluciones y discutir la problematica del Acoso Sexual Callejero (ASC) en Colombia, promovimos una discusión pendiente en el pais, sobre la regulación de esta sistematica situación como delito. Con las invitadas Margarita Rosa Piraquive, de la Unidad de Trabajo Legal (UTL) de la representante a la Cámara Katherine Miranda, y Valentina Montoya Robledo, PhD en Derecho y experta en género y transporte, abrimos un espacio por medio de la plataforma Twitter, para discutir cómo los episodios de ASC siguen recayendo únicamente en las mujeres y en la mayoría de los casos les revictimizan, sin implicar a otros actores de la sociedad, como el Estado, las instituciones, el sector privado y las organizaciones sociales y colectividades.
Este espacio tuvo una participación amplia de oyentes y, sin ser lo que esperábamos, tuvimos un espacio importante de desahogo para personas que han sido víctimas de esta problemática y no sabían cómo reaccionar y gestionar esta repetitiva y sistemática situación. A eso se sumó la impotencia que sentimos quienes escuchábamos el relato de estos terribles episodios, que se han vuelto paisaje y normalizado en nuestra sociedad.
Resaltamos algunas ideas que pudieran contribuir en la mejora de la redacción de la ley propuesta de tipificación del acoso sexual callejero, incluyendo la visión de las personas de la comunidad LGBTIQ+, la reiterada preocupación sobre la falta de controles de la ley, y la posible falla en el sistema acusatorio a la hora de denunciar este delito, como la dificultad en obtener pruebas. Además, preocupa la tendencia a que la victima sea la “única” responsable en denunciar y en quien recae la exposición de las evidencias o la demostración de que hubo acoso sexual callejero. En lugar de ser una responsabilidad compartida como sociedad, en cabeza de testigos.
Una de las propuestas que salieron de la discusión es la inmersión del sector público, en la prestación de servicios de infraestructura segura para mujeres y niñas. Por ejemplo, la instalación de cámaras de seguridad como una herramienta de recolección de evidencia de episodios de ASC, iluminación adecuada de las calles y aceras, el cambio de usos de los espacios públicos hacia un uso permanente atemporal y diverso que permitan ojos en la calle todo el tiempo. Estos son solo algunos ejemplos que no implican un esfuerzo de la víctima y sí el cumplimiento del Estado.
Dentro de las conclusiones de este espacio está la celebración de esta posible ley en Colombia donde se tipifica el carácter sexual y de género de este delito que ocurre de manera sistemática en el anonimato del espacio público. Esta ley funcionará solamente si se mitiga por todos los frentes de la sociedad, como controles y acciones de prevención y atención en todas las instituciones públicas y privadas.
Ciudades y sociedades pensadas para todas las personas
Quisimos con todas estas actividades visibilizar la problemática de la violencia de género, mover pensamientos y posturas que han perpetrado los estereotipos de género y la violencia machista de todos los tipos en los espacios públicos, privados, y en espacios de tomas de decisiones. Por ello queremos y persistiremos en apostar por la construcción de ciudades y sociedades pensadas para mujeres, personas diversas y otras maneras no androcéntricas de habitar las ciudades. Seguimos desde el Área de Género y Ciudad de Despacio, aportando desde la investigación, la visibilización de datos, de propuestas que consultan y preguntan por esas alternativas para que mujeres, niñas y personas diversas vivan en entornos urbanos más equitativos, diversos y seguros.
Texto escrito por Michel Zuluaga, Marina Moscoso, Sara Arboleda y Daniela Gómez.
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