Niñas, niños y adolescentes le apostaron a la equidad en el Aula Vivo Mi Calle en conmemoración del Día internacional de la mujer.
Con una participación activa de la juventud, aprendizajes sobre las afectaciones del acoso sexual callejero a mujeres y niñas y sobre el liderazgo femenino, además de actividades de tejido y pintura, conmemoramos el Día internacional de la mujer en el Aula al aire libre Vivo Mi Calle, el pasado sábado 6 de marzo.
Cerca de 24 niñas, niños y adolescentes, en su mayoría habitantes del barrio El Poblado II, aceptaron el llamado de Vivo Mi Calle para ser parte de la construcción de un tejido colectivo en el Aula, en este evento cuyo objetivo fue incentivar el uso equitativo del espacio y resaltar la conmemoración del 8 de marzo.
Los y las jóvenes se dividieron en pequeños grupos, conservando todas las medidas de bioseguridad, y pasaron por cada una de las seis estaciones de pruebas en una yincana colectiva diseñadas para indagar sobre temas que evidencian la inequidad, además de sensibilizar a los y las participantes sobre el acoso callejero como un tipo de violencia hacia la mujer y los liderazgos femeninos.
Estaciones para aprender
En la primera estación, los participantes de la actividad debían escuchar un podcast que relataba una historia sobre acoso callejero para, posteriormente, reflejar con una serie de emoticones las emociones que el audio les hacía experimentar. Jean Paul, de 12 años, escogió un emoticón de sorpresa porque “ha echado piropos a las mujeres”. El asombro y la sorpresa que sintieron jóvenes como Jean Paul orientaron este ejercicio colectivo que señalaba estas acciones como limitantes de niñas y jóvenes a la hora de salir a jugar o al acceder el espacio público. Por su parte, Lisethny, de 11 años, dijo que se siente hostigada cuando los hombres le dicen cosas que no le gustan. Para la joven, el respeto y la equidad son muy importantes “para que podamos estar en el mismo espacio y compartir por igual. Las niñas y los niños tenemos los mismos derechos”.
En la estación número dos aprendieron sobre mujeres históricas en Colombia, entre ellas se encontraban mujeres científicas, mujeres artistas del Pacífico colombiano y personajes de animaciones como Silveria Lucumí Cevichica y Guillermina, teniendo como objetivo principal que la juventud pudiera identificar a mujeres líderes de la región con énfasis en sus similitudes. A su vez, la tercera estación buscaba identificar las características del liderazgo en una mujer conocida y líder referente en su comunidad.
La cuarta estación propuso un ejercicio de paciencia a las y los participantes: debían pintar un dibujo sin salirse de la línea. Las yincanas, generalmente, desarrollan actividades competitivas y de destrezas físicas o deportivas, por lo que se buscó en esta oportunidad exaltar otras cualidades de las personas: la escucha, la paciencia y la motricidad, aplicadas en actividades que usualmente los y las jóvenes no realizan frecuentemente.
En la estación número cinco se habló sobre los estereotipos de género en labores cotidianas en el hogar y se incluyó la actividad «¿Cómo pegar un botón?». En este punto, el énfasis recayó en cómo desde la infancia asumen estos trabajos las mujeres más que los hombres, por lo que se brindaron herramientas para que ellos también vean esta acción como una tarea cotidiana. “Aprendí que todos pueden hacer lo mismo. Las mujeres cocinan, hacen el aseo, levantan a los niños y los hombres nada más van a trabajar… Yo pienso que tienen que hacer lo mismo que hacen las mujeres”, expresó Valentina, de 10 años.
La última estación se concentraba en la labores y trabajos de cuidado en el hogar, por lo que se les propuso a las niñas, niños y adolescentes la tarea de decir qué pasos se requerían para hacer arroz en casa. “Las labores de cuidado son actividades que generalmente los hombres no realizan. Al visibilizar el trabajo detrás de estas tareas, los niños se sorprenden y empiezan a valorar estas labores. Ellos pueden llegar a la casa, decir que aprendieron a hacer arroz y mostrarles a sus padres y madres. Esperamos que esto genere una redistribución de tareas del hogar”, explicó Michel Zuluaga, asesora de género de Vivo Mi Calle.
Es importante resaltar que las mujeres colombianas dedican más del doble del tiempo que los hombres al trabajo doméstico y de cuidado no remunerado del hogar y la comunidad, de acuerdo con datos de la Encuesta Nacional de Uso del Tiempo (ENUT) 2016-2017. Esto ocurre en todo el país, pero particularmente en la región Pacífica donde las mujeres dedican 30 horas totales semanales de trabajo doméstico y de cuidado no remunerado en contraste con las 14 horas que dedican los hombres.
Tejiendo por la equidad
El día cerró con una actividad de tejido colectivo donde las niñas, niños y adolescentes tejieron juntos la frase «Juguemos en equidad» en una malla que fue instalada posteriormente en la parte superior del Aula Vivo Mi Calle. Natalia Lleras, directora del proyecto Vivo Mi Calle, indicó la importancia de este tipo de actividades para que la juventud visite el Aula al aire libre y se entienda la importancia de compartir espacios con equidad. “En el día de mujer, además de visibilizar los logros de las mujeres como lideresas, queríamos resaltar algunas de las inequidades cotidianas que como mujeres experimentamos, haciendo un llamado a compartir las labores de cuidado en el hogar y a poner fin al acoso callejero, un tipo de violencia contra mujeres y niñas que limita nuestra movilidad, acceso y uso del espacio público”.
El Aula al aire libre Vivo Mi Calle, ubicada en el parque lineal de la 72W en el oriente de Cali, actualmente es finalista del concurso de Urban Housing Practitioners Hub, UHPH 2021, y es la única iniciativa colombiana en la categoría Prácticas inspiradoras para el Hábitat Sostenible, seleccionada entre 350 proyectos de 15 países de Latinoamérica y el Caribe.
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