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Un día de desconexión

By 18 abril, 2017 No Comments

En Despacio no es raro que haya días en que estemos desconectados de internet, o incluso sin conexión de luz. Sucede con cierta frecuencia porque estamos ubicados en una casita que fue construida en 1952, y que no fue diseñada para tener 19 computadores encendidos y por eso a veces «se saltan los tacos». A veces, también, se pierde la señal de internet porque nuestro servicio es pésimo. De ahí que desde 2013 pusimos una regla: si se va la luz o internet, nos vamos a acordar de las oficinas de nuestros papás y abuelos que también trabajaban, producían ideas y preparaban informes, y en muchos casos no necesitaban de energía eléctrica y mucho menos de internet.

Partiendo de esas ideas y experiencias, nos inventamos la jornada de desconexión y la realizamos en nuestra oficina. La oficina estuvo sin internet desde las 8am hasta las 4pm, horas durante las cuales tampoco podrían usarse celulares. Al entrar a la oficina todos debían apagar su celular y dejarlo en una caja que solo sería devuelta al final del ejercicio. El día sería como un día normal. Al finalizar la jornada, todos debían responder una encuesta para evaluar el experimento.

En realidad, fue un día común y corriente. Nadie se ahogó (al entregar su celular, algunas personas parecían perder un poco su respiración pero no terminó generando problemas serios para su salud), todos pudieron trabajar, y en realidad no fue necesario estar conectadas a internet. Lo que sí es cierto es que a las 4pm, cuando se restauró el servicio de  internet y se devolvieron los celulares a todos, parecía como si algunos estuvieran oyendo el coro de Aleluya con la expresión emocionada que tenían.

Pero, para dar una descripción mucho más gráfica y resumida de las lecciones que nos trajo la jornada, aquí va una foto de una de las primeras comunicaciones después de prender los celulares…ver gaticos

De esta actividad desarrollamos un informe detallado de la experiencia, y pronto tendremos un pequeño manual sobre cómo desconectarse, cómo evaluar la jornada y qué pasos tomar para que sea una experiencia realmente efectiva. Aquí les mostramos algunas de las respuestas más llamativas del ejercicio de evaluación de la actividad:

Si quiere conocer una versión más personal de esta experiencia escrita por el Director Ejecutivo, está en su blog de el Tiempo – clic aquí

Para concluir, le dejamos aquí esta foto de Don Carlos Joaquín quien aún a sus cien años continuaba  despachando y para ello solo necesitaba una calculadora y un teléfono.

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