En la localidad de Ciudad Bolívar, y particularmente en barrios como Potosí, se ha intentado combatir los problemas sociales desde hace varios años. En 1987, la comunidad se unió para darle un cambio drástico a la forma de resolver los conflictos que se prestaban diariamente a través del Instituto Cerros del Sur (ICES), una iniciativa comunitaria que trascendía la educación formal y tradicional. Desde este instituto se creó Ojo al Sancocho, un festival y escuela de cine comunitario que lleva desarrollándose por más de 10 años. Ha fortalecido el empoderamiento social, cultural, ambiental, económico y educativo a través del cine y los medios audiovisuales.
Más adelante, en el año 2016, nace Potocine, un proyecto construido y gestionado por la comunidad que lucha contra la violencia y responde a las necesidades de un espacio educativo y cultural de medios audiovisuales. Es el primer cine comunitario de Bogotá y, definitivamente, el primero en consolidar una forma de educar diferente a la tradicional. Potocine es liderado por la organización Arquitectura Expandida quiénes también han realizado proyectos similares como La Casa de la Lluvia y La Casa del Viento en la localidad de San Cristóbal.
El Potocine es un espacio de transformación
Arquitectura Expandida y Ojo al Sancocho nos invitaron a conocer el Potocine. El jueves, 27 de febrero, el equipo Despacio fuimos a conocer Potosí y el colegio ICES. Al comienzo de la jornada tuvimos la oportunidad de recorrer toda la comunidad, guiados por las mismas personas que la han transformado a lo largo de este tiempo. Luego, nos presentaron el Potocine.
Mientras íbamos caminando, la construcción se veía a lo lejos, exponiendo no solo una transformación social sino también una transformación del paisaje urbano. Una vez llegamos al Potocine, nos mostraron un par de cortometrajes hechos por los jóvenes de la escuela de cine, demostrando cómo esta iniciativa ha ayudado al desarrollo de los jóvenes de la comunidad. Además, conocimos a algunos de los niños y las niñas que actuaron en los cortometrajes. Nos contaron su trayectoria y experiencia en la escuela de cine. De toda la jornada, este fue el momento más especial. Es impresionante el impacto que ha generado el cine en ellos.
Finalizando la jornada y para seguir con el espíritu de Ojo al Sancocho, almorzamos sancocho, preparado por la comunidad. Al final, solo podemos agradecer por la oportunidad de conocer el lugar que nos hablaban con tanta felicidad, el proyecto que transforma la cultura por medio del cine. Aunque haya sido una experiencia diferente para cada uno, fue, sin duda, enriquecedora para todos. Esperamos volver pronto a trabajar de la mano con una comunidad que nos enseñó una alternativa. Mientras tanto, los invitamos a conocer más sobre Ojo al Sancocho en Twitter y Facebook.
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Escrito por Martín Silva, practicante del área de proyectos en Despacio.
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