La inclusión del género dentro del transporte es un tema que cada vez nos interesa más en Despacio. Durante los meses de junio y julio realizamos una investigación donde analizamos a través de un estudio cualitativo como ha sido el proceso de inclusión de las mujeres que trabajan en el sistema TransMilenio.
Muchos no conocen lo que hay detrás de la labor de un(a) conductor(a), o de una persona que trabaja en las labores de recaudo del sistema (taquilla y torniquete). Sus jornadas, en el caso de los conductores, pueden no tener descansos ni horas de almuerzo, y en el caso de los trabajadores de recaudo, algunos deben a llegar a su lugar de trabajo a las 3:30 am, exponiendo su seguridad personal, pues la empresa no les provee un servicio de ruta que las lleve a su trabajo a esa hora (cuando todavía no hay rutas de TransMilenio). Para los trabajadores de taquilla, que ganan un mínimo (más un bono que a veces se descuenta por sanciones),es imposible considerar un taxi como opción para llegar al trabajo. La situación se complica más, si se piensa que hay una alta presencia de madres cabeza de hogar realizando estas labores.
Su ambiente de trabajo a veces es hostil. Tanto en buses como en taquilla los trabajadores están expuestos a situaciones de agresión física y psicológica. Para el caso de taquilla y torniquetes, aproximadamente un 85% de los trabajadores son mujeres, por tanto, son ellas quienes enfrentan mayor riesgo.“No hay policía que respalde, a los vigilantes les da miedo. El usuario es como un niño malcriado que no se le puede decir nada” afirma una trabajadora de Recaudo, refiriéndose a la respuesta de ciertos usuarios después de haberse colado, cuando ellas les instan a “validar su pasaje”, como parte de las funciones que les indica la empresa.
Pero ¿por qué ha prevalecido esta situación? Hay que partir del hecho de que nuestra cultura sigue siendo machista y, en consecuencia, sigue viendo a la mujer como un ser menos capacitado o que puede ser vulnerado visual, verbal y físicamente, sin que esto tenga consecuencias. Desde la perspectiva de la política pública para el caso de estas trabajadoras hay un vacío, pues las instituciones distritales que son responsables de velar por la mujer en el contexto laboral de la movilidad, después de 17 años de funcionamiento del sistema TransMilenio, todavía no han trabajado de forma específica por mejorar las condiciones en las que ellas trabajan y su exposición al riesgo. Apenas en este año se la empezó a tener en cuenta tímidamente en ciertas iniciativas lideradas por el ente gestor (TransMilenio S.A) como son algunas capacitaciones sobre género con los conductores, por lo que son varios años de atraso los que deben saldarse con las trabajadoras a través de estos proyectos que recién empiezan.
Cabe resaltar que es muy diferente el trato y lugar que se les da a las mujeres que trabajan, por ejemplo, en el ente gestor de TransMilenio, en cargos de oficina, con respecto a las que trabajan en buses y estaciones. El vacío que existe en la política pública, al no haber entidades distritales que establezcan lineamientos claros sobre temas de la inclusión de mujeres trabajadoras en el sector movilidad, da espacio a que las empresas privadas que contratan a dichas mujeres tampoco tengan en cuenta las necesidades diferentes que sus trabajadoras pueden tener, ni se sientan comprometidas a encaminar acciones con un enfoque de género para sus trabajadores.
Se ejecutaron 35 entrevistas entre el 18 de junio de 2018 y el 31 de julio de 2018, que incluyeron 23 trabajadores (incluyendo trabajadoras de Recaudo, conductores de bus y conductores de plataformas tecnológicas), y 12 actores clave (que incluyeron políticos, directores de sindicato y funcionarios de Recaudo y TMSA)
Otro tema transversal a la investigación, fue el tema de tecnología y automatización en el trabajo dentro del sector movilidad. En el caso de conductores y personas de recaudo, se analizó como la evolución de ciertos procesos de automatización modifica su trabajo, pero es difícil en este momento establecer si hay una relación directa entre tecnología y reducción de mano de obra. Aunque tampoco se pudo determinar si la presencia de tecnología afectaba de forma distinta a hombres y mujeres, sí se pudo evidenciar que en algunos casos hace vulnerables a los trabajadores.En el caso de las trabajadoras de recaudo la presencia de Dispositivos de recarga automática (véase Figura 1) puede exponerlas a conflictos con usuarios intolerantes si estas máquinas llegan a fallar o a “tragarse” el dinero de los mismos. Según las entrevistadas, las reacciones de los usuarios pueden variar de estación en estación, pues hay zonas de la ciudad con usuarios más intolerantes.
Los últimos temas de análisis fueron las condiciones de trabajo de las conductoras de plataformas tecnológicas, como Uber, Cabifiy, Picap y Beat. El tema laboral en el contexto de las plataformas es complejo por su status legal en Colombia que determina que la plataforma es legal, pero la prestación de un servicio público por un vehículo privado sin su debida matriculación es ilegal. Ello trae como consecuencia la falta de herramientas legales para los conductores de las plataformas, en caso de problemas que tengan con pasajeros, con la plataforma o con el Estado.
Aunque se desconoce el porcentaje de mujeres involucradas en esta labor, fue notorio que eran muchas menos en comparación a los hombres a través de la información recopilada en las entrevistas. Por ejemplo, uno de los canales de comunicación más usado por los conductores es el aplicativo Whatsapp, y al respecto una conductora afirmó “son pocas las mujeres que participan en el grupo de WhatsApp. Creo que de pronto predomina el machismo empezando por nosotras mismas, de pronto una se siente un poco cohibida de que haya más hombres que mujeres en el grupo”. Además de ser canal de comunicación, Whatsapp es utilizado para alertar sobre situaciones de amenaza o peligro, pudiendo ser una herramienta útil para posibles situaciones de riesgo que deban enfrentar las conductoras.
Y es que el tema de la seguridad personal es clave en este tipo de trabajo. Las entrevistadas afirmaron que hasta el momento no han sido víctimas de una situación de acoso o agresión, ni con usuarios ni con taxistas, pero son conscientes del riesgo latente de que esta ocurra y este afecta sus decisiones laborales. Para prevenir el riesgo, han decidido no trabajar de noche: “no salgo a trabajar de noche. Es común escuchar a los compañeros que están robando. Puede que tenga la disponibilidad y quiera hacerlo, pero por miedo a la inseguridad prefiero evitar”.
Aunque los casos de acoso sexual, tanto a usuarias como a conductoras, no se han generalizado como en otros países(O’Brien, Black, Devine, & Griffin, 2018), tampoco se evidencian medidas preventivas. Incluso el mismo del limbo jurídico en que se encuentran las plataformas afecta la respuesta que las autoridades puedan tener para ayudarlas (al final es posible que las multen por usar plataformas) y la visión que ellas tienen sobre los policías (pueden preferir evitar a los policías que recurrir a ellos).
La inclusión de las mujeres dentro del campo laboral de la movilidad es un tema aún poco estudiado en nuestro país, que debe recibir mayor visibilidad por parte de las autoridades para respaldar con herramientas legales a las trabajadoras. También debe ser un tema sobre el que se sensibilice a los mismos usuarios de los diferentes sistemas de transporte. Tener mujeres en estos y otros puestos de trabajo dentro del sector movilidad requiere pensar en las condiciones de trabajo de manera distinta, lo cual en últimas va a impactar positivamente, generando unas mejores condiciones de trabajo para todos los trabajadores del sector.
1 Referencias
O’Brien, S. A., Black, N., Devine, C., & Griffin, D. (2018). 103 Uber drivers accused of sexual assault or abuse. Retrieved August 3, 2018, from https://money.cnn.com/2018/04/30/technology/uber-driver-sexual-assault/index.html
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