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No trabajo hoy: una reflexión sobre el 29 de febrero

By 29 febrero, 2012 No Comments

publicado originalmente aquí.

“La Pascua es una fiesta, no un planeta” –atribuído a Johannes Kepler

Día bisiesto

(lo descrito en este post ha evolucionado al #DiaDespacio que propusimos en 2016)

La tarea de crear un calendario es más allá de algo titánico. Lo han intentado todas las civilizaciones modernas (y algunas antiguas) y, sorprendentemente, han llegado a resultados increíblemente precisos que le indicaron a sus integrantes varios “cuándos”: arar, cosechar, dormir, celebrar, llorar, descansar. Y todavía los seguimos usando y nos sirve mucho, ahora para saber otros cuándos: pagar, cobrar, tener vacaciones…. además, la imposición de un calendario en una cultura es más complicado que, digamos, cambiar la distribución de un teclado (y quienes han usado un teclado AZERTY me entienden): es muy complicado, pero es por el bien de todos.

Generalmente solo conocemos el calendario Gregoriano (el de 12 meses), que es a su vez la versión 2.0 del calendario impuesto por César (“calendario Juliano”). Hubo muchos más, con distinta cantidad de meses y cada mes con distinta cantidad de días. En el desarrollo de esos calendarios, después de años de trasnochar y hacer cuentas, y después de ver a Papas y Emperadores regañar a astrónomos y matemáticos, nunca pudieron llegar al calendario perfecto. Nunca nadie pudo resolver la incómoda verdad: el año del calendario no dura lo mismo que el año físico.
Esto quería decir que, aunque ya se había logrado esa increíble precisión en el establecimiento de meses y días, seguían faltando unos 6 horitas cada año para que el año calendario fuera equivalente perfectamente al físico. Cada cultura lo resolvió a su manera, y los calendarios tuvieron una aproximación distinta: los mayas declararon que sobraban 5 días en su calendario (eran 20 meses de 18 días), y esos 5 días eran de mala suerte y era mejor quedarse guardadito en la casa, y ojalá no tener hijos en ese período. Por su parte, los egipcios tenían 12 meses de 30 días, y los días que sobraban eran los cumpleaños de sus cinco dioses principales.

El calendario Juliano fue el que puso un día adicional al año cada cuatro años, porque cualquier otra opción era más bien complicada (meter 6 horas entre 365 días se ponía duro). Después, cuando los astrónomos se dieron cuenta que había todavía 11 minutos y 14 segundos de “descache” anual, Gregorio (bajo el consejo de un cura, que tuvo el consejo de un médico, que tuvo el consejo de su hermano) tuvo que hacer dos cosas: lo primero, ajustar el error que ya tenía 1500 años quitándole al mundo diez días: del 4 de octubre de 1582 se pasaba al 15 de octubre (!) Lo segundo fue que el año bisiesto sería cada cuatro años PERO cuando el año fuese múltiplo de cien no aplicaba esa norma: ahí están sus 11:14, definidos por bula papal, y punto.

De ahí que tengamos el año bisiesto: un año en que Febrero no tiene 28 sino 29 días, y por esto aquél que nace el 29 de febrero solo cumple años cada 4 años pero sigue siendo de la misma edad (más un día) que la persona que nació el 28 de febrero del mismo año. Y todos vivimos tranquilos con ese día adicional porque sabemos que no es nada grave.

Lo que nos ha faltado generar son opciones creativas de lo que se podría hacer con ese día adicional del año. Imagínense: en principio, cada año calendario implica las mismas actividades (la misma cantidad de clases, la misma cantidad de trabajo, la misma cantidad de plata), pero nosotros no caemos en cuenta que tenemos un día de más en que podemos decidir totalmente qué queremos hacer!
Les planteo unas preguntas a cada persona que lee esto: ¿cuántos días tuvo 2011? ¿Cuántos días tendrá 2013? 365 en los dos casos. Si se preguntan por las cuentas que tenían que pagar, las tareas que tenían que entregar o los trabajos que tenían que hacer, y la plata que irían a recibir (de 12 meses de trabajo, asumiendo que todos trabajan durante todo el año en los dos casos), son los mismos en esos años como lo son en el 2012. Entonces, para qué amargarse la vida trabajando un 29 de febrero?

Lo que propongo es que el 29 de febrero se defina como “el día para hacer lo que se nos dé la gana” – se le pueden poner nombres más bonitos, como “Día Libre” o “Día Inventado”. Al implementarlo oficialmente, tal vez se genere un caos comparable al de cambio de distribución de teclado en cualquier sitio, pero creo que vale la pena. Y a quien no le interese y prefiera ganar más plata ese día o estudiar más, es bienvenido. Como yo estoy escribiendo esto un 29 de febrero, elegí pasear por ahí y además escribir esto hoy. Es mi Día Libre por ser un Día Inventado. Y también es el Día en que hago lo que se me da la gana.

Referencias útiles sobre la historia de los calendarios:

–    Time x Alexander Waugh (véase http://www.amazon.com/Time-Alexander-Waugh/dp/0747259887/ref=sr_1_2?s=books&ie=UTF8&qid=1330560430&sr=1-2 )

–    The Dance of Time x Michael Judge (véase http://www.amazon.com/Dance-Time-Miscellany-Astronomy-Festivals/dp/1611452449/ref=sr_1_1?s=books&ie=UTF8&qid=1330560493&sr=1-1 )

–    The calendar x David Ewing Duncan (véase http://www.amazon.com/Calendar-Humanitys-Struggle-Determine-Accurate/dp/0756750121/ref=tmm_hrd_title_0?ie=UTF8&qid=1330560525&sr=1-1 )

–    Milenio x Stephen Jay Gould (véase http://www.amazon.com/Questioning-Millennium-Rationalists-Precisely-Arbitrary/dp/0674061640/ref=sr_1_1?s=books&ie=UTF8&qid=1330560570&sr=1-1 )

–    Y este sobre historias de varios calendarios: Empires of Time x Anthony Aveni (véase http://www.amazon.com/Empires-Time-Calendars-Clocks-Cultures/dp/0870816721/ref=sr_1_fkmr0_1?s=books&ie=UTF8&qid=1330560607&sr=1-1-fkmr0 ).

(Esta idea ahora se llama «El Día Despacio«)