Talleres con Periscopios Inversos: Explorando la Ciudad desde la Perspectiva de la Niñez

¿Alguna vez han usado un periscopio como los de los submarinos? Esos aparatos que permiten mirar por encima del agua, como en las películas. En nuestros talleres, les damos la vuelta al concepto: utilizamos periscopios inversos, una herramienta diseñada por GDCI (parte de la iniciativa Bloomberg), para mirar hacia abajo y experimentar la ciudad desde la perspectiva de niñas y niños.

Durante estas caminatas guiadas, de corta duración, las personas adultas tienen la oportunidad de cambiar su punto de vista, literalmente, y ver el mundo desde la altura promedio de una niña o niño de cinco años (95 cm). Este simple cambio genera reflexiones profundas sobre cómo las ciudades pueden ser experimentadas de manera diferente dependiendo de la altura, el entorno y la capacidad física.

¿Qué descubren los adultos con esta experiencia?

1. Las rampas y escaleras parecen montañas: Desde una baja altura, las pendientes resultan desafiantes y requieren un esfuerzo físico mayor para niñas y niños.
2. Las señales y semáforos son inaccesibles visualmente: Estos elementos, diseñados para personas adultas, quedan fuera del alcance visual de la niñez.
3. Los vehículos parecen gigantes: Incluso los autos pequeños parecen camiones, lo que intensifica la percepción de peligro.
4. Los muros y cerramientos son barreras: Aunque estén a la altura de la cintura de un adulto, estos obstruyen por completo la vista de quienes caminan desde abajo.
5. El mundo se reduce a cremalleras y espaldas: En caminatas cotidianas, niñas y niños solo ven la parte inferior de las personas adultas, lo que limita su interacción visual con el entorno.

Una participante resumió la experiencia con una frase poderosa: “Los perros y gatos de la ciudad parecen hipopótamos desde aquí abajo”.

Reflexiones sobre la ciudad y la niñez

Este ejercicio demuestra que una ciudad diseñada pensando en niñas y niños no solo es más segura para ellas y ellos, sino también para toda la ciudadanía. Las personas adultas que participan en estos talleres suelen llegar a una conclusión clave: una ciudad que niñas y niños pueden explorar con tranquilidad y seguridad es una ciudad mejor para todas las personas.