La intervención de un puente que era conocido como una frontera invisible por #VivoMiCalle generó condiciones de habitabilidad que estimularon la movilidad activa para las mujeres, y la comunidad en general, del barrio Poblado 2, en el oriente de Cali.
Desde hace par de meses, Kelly Alexandra de 10 años monta en bicicleta. Sabía usarla desde muy pequeña, pero en su barrio no existían las condiciones para utilizarla «En cualquier momento podía ocurrir una balacera, por eso yo no la dejaba salir a montar en bicicleta. Primero se dañó la bici que teníamos antes que ella pudiera montar por acá», dice Diana Patricia Valencia, madre de Kelly. ¿Qué ha cambiado para que Kelly y sus amigas puedan disfrutar de su barrio? «Todo», responde Diana. «Como mujeres nos sentimos más seguras para transitar el barrio, especialmente esta zona».
Con la intervención realizada por el proyecto Vivo Mi Calle con apoyo de la comunidad en el puente que conecta a la institución educativa Nuevo Latir con la calle 73 con la carrera 28B1, ahora conocido por la comunidad como el Puente de Colores, se han generado condiciones de habitabilidad que estimulan la movilidad activa de los habitantes del sector. Este espacio, que era conocido por la comunidad del barrio Poblado 2 como una frontera invisible, fue identificado por los adolescentes que participan del proyecto y tanto ellos como los habitantes del sector participaron de su embellecimiento, pintándolo e instalando materas que ayudan a manejar el flujo de los motociclistas que usaban el puente sin respetar el espacio de los peatones.
Es así como la transformación del puente fue fundamental para que niñas como Kelly Alexandra, pudieran disfrutar de nuevo su barrio. «Ahora puedo andar sin miedo de que me vaya a pasar algo, que me vaya a robar o que una moto pase a toda velocidad. Mi mamá me deja salir y siento que ya puedo moverme sola» explica Kelly. En mediciones hechas los jóvenes participantes del proyecto Vivo Mi Calle, 8 de cada 10 niñas afirmaron que caminar es agradable, sin embargo 5 de cada 10 tienen miedo a ser agredidas mientras caminan. Desde Vivo Mi Calle se trabaja para que, cada vez más, se pueda revertir esta situación.
Para Amalia Lemus, una de las líderes sociales del barrio y enlace del proyecto Vivo Mi Calle, la intervención en el puente ha traído seguridad y ha ayudado a empoderar a las mujeres del sector, que ya no temen por su integridad cuando caminan por la zona. «El día que se empezó a pintar las mujeres se sintieron seguras, sintieron que aportaban. Cambiamos un espacio apagado en el que se sentía miedo por uno lleno de color en el que nos sentimos más seguras y que ahora toda la comunidad cuida».
Este mismo puente fue elegido por Rita Marciana Campaz para celebrar su cumpleaños número 55. Ha vivido en el barrio desde hace 32 años y recuerda con miedo las situaciones que tenían que afrontar hasta hace solo unos meses. «Antes de la intervención en el puente no se podía salir a la calle. Era un peligro constante de que pudiera ocurrir una balacera. Ahora cambió la forma de ver el espacio, ya no es el puente apagado y triste, sino que es el Puente de Colores», asegura doña Rita, quien explica que el puente se ha convertido también en un espacio de reunión para los vecinos. “En un día especial como el de mi cumpleaños nos podemos reunir aquí. Los niños pueden jugar y montar en bicicleta sin tener miedo a nada, es algo muy bonito”, comentó con una sonrisa.
El proyecto Vivo Mi Calle busca mejorar la salud, la calidad de vida y la experiencia de viaje de los estudiantes de 10 a 15 años que caminan o montan bicicleta todos los días, trabajando actualmente con cerca de 350 niños de las instituciones educativas Nuevo Latir y Santa Rosa, en la comuna 13, por medio de la creación participativa de rutas seguras.
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Escrito por Freddie Bossa, Coordinador de Comunicaciones de Vivo Mi Calle.
Para mayor información, por favor contactar a:
Natalia Lleras | Líder de proyecto, Vivo Mi Calle | Despacio | natalia@despacio.org
Freddie Bossa | Coordinador de Comunicaciones, Vivo Mi Calle | Despacio | freddie@despacio.org
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